jueves, 28 de mayo de 2009

Estos Mundos (III): West Pine.

La chica de la mirada de un millón de años no soporta las conductas maquinales. Al contrario: sufre, si no analiza detenidamente todas las posibilidades, si ante la incertidumbre del futuro no consigue brindar, al menos, la posibilidad de una isla.

La muchacha de ojos azul infinito se pierde entre los rascacielos. Se siente indefensa si no es capaz de aferrarse a la quietud del trigo, si no le permiten trabar amistad con las rocas y los ríos.

Insegura, indómita, caballo salvaje. De día conquistando Manchuria y de noche observando su delicada piel en busca de una marca a través de la cual leer el futuro.

Diosa modesta, acaricia desnuda sus senos ante un espejo en un estudio de una ciudad con las alas plegadas. Súmamente hormiga, su amante se desvela y la escucha llorar en silencio en sueños, la toca con sus antenitas para asegurarse de que sigue allí, tan figura de jade, tan mundo.

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