miércoles, 29 de julio de 2009

Estos Mundos (V): Realidades II

Puestos a sobrevivir imbecilidades, mejor postular absurdos: que una llamada sea un ramo de flores estallando en la cara, que un correo electrónico sirva como derecho de ciudad en vez de fuente de irritación...así, las auténticas sensaciones de irrealidad se conviertan en lucidez extrema, en instantes de entrevisión de un centro a través del marco de una puerta entrecerrada, de una esperanza de locos en pijama.

martes, 14 de julio de 2009

Otros Mundos (III): Maga

O hagámonos clochards.

Que nuestra preocupación sea sólo sacar sonidos de viejas trompetas abandonadas.

Trabemos amistad con los perros y los cantos rodados, hagamos el amor entre farolas feroces y florestas asfaltadas.

Pasemos el resto de nuestras vidas juntos, que la circunstancia sea todo lo que nos rodea, ajenos, mientras cojo tu mano y juego a leerte el futuro cuando lo único que nos importe sea el presente.

El Horror (III): Los Trueques Sutiles

Me miro al espejo.

Tengo un vértigo como de mí mismo.
Tengo ganas de olvidarme de todo, de abandonarme al suave rumor de las horas, pero cada instante se me clava en la espalda.

Sé que en algún momento hubo Ciudad, que fui feliz en tierras remotas, pero ahora sólo estoy hecho de cenizas, de renuncias que no llegan a concretarse en algo sólido.

Si por lo menos fuera capaz de volverme loco, de quemar las naves. Pero aquí estoy, vomitando palabras como quejidos herrumbrosos en lugar de cortarme las venas.

En qué momento mis pisadas dejaron de echar sus trenzas a volar.
Siento ahora el peso de los días, la corteza de lo cotidiano rezumando hastío.

En qué momento la realidad se devaluó hasta perder por completo su significado.

domingo, 12 de julio de 2009

El Horror (II): La Locura


Hay formas de la Locura que nos habitan en momentos inesperados: un perro aullando más allá de la última farola, la incapacidad comunicativa, un vértigo sordo que nos poseyó en aquella discusión. Son formas transitorias, translúcidas.

El miedo auténtico, el que no borra el humo de las calles, sobreviene cuando las siluetas gelatinosas del cansancio, cuando se diluye el tiempo en un vaso de precipitados.

En una noche sin estrellas me abandonara, como las hojas al viento, vagando entre neones titilantes preguntándome el camino de vuelta a casa, entre botellas solitarias y camiones de limpieza con agua a propulsión.


Imagen: Relativity, Escher (1953)