lunes, 7 de diciembre de 2009

Machina (V): (Get a) Free Day.

Hay un patrón dibujado latente en mis manos
cuando no escribo.

Hay un pulso secreto en la Ciudad
cuando los ritmos conductuales se distorsionan y no podemos distinguir
entre la vigilia
y esa hora de la madrugada en que nos despertamos y no somos ya capaces
de posicionarnos
en tiempo y espacio.

Dibujos sutiles, filigranas, que como buenos insectos pisoteamos
las mañanas en que no acudimos al trabajo.

las líneas que siguen recorridos imaginarios, invisibles para todos.


Menos para mí.


Porque yo soy el inventor de este mundo.

Estos Mundos (VII): Hojas Secas.

Hoy, al salir a la calle y coger las escaleras que llevan al metro, no le he visto.

Llegó con ademán triste un día y se sentó en una esquina de esas mismas escaleras, para no estorbar. Había un orgullo altivo en sus ojos, pero siempre bajaba la cabeza cuando pasaba alguien a su lado.

Hoy no había rastro de sus ropas ajadas, su mirada de heroína y humo, cansancio y asfalto.

Se lo habrá llevado el viento y el frío, como a un puñado de hojas secas.



10 Octubre 2009

martes, 20 de octubre de 2009

Otros Mundos (VII): Abstraccionismo.



Como siempre, la etimología nos lleva a la idea originaria de nuevas palabras, o de nuevas aplicaciones para viejas palabras. Así, por poner un ejemplo, escuchamos cosas como "abstracto" en situaciones que en realidad requieren un"extraño, incomprensible".

La etimología de "abstracto" es vergonzosa, por lo evidente: del latín abstractio, abstractionis, de abstrahere. "Abstraer", es decir, prescindir de ciertos elementos de un todo para a través de ellos llegar a la esencia.

En Mondrian, uno de mis pintores más apreciados (culpen a mi libro más querido), se prescinde por completo de las formas en el arte para llegar, mediante la simplificación, a la auténtica realidad y composición de la Naturaleza. Utiliza la pintura para llegar a la parte más pura de la vida: según palabras propias, utiliza dos no-colores (blanco y negro) en retículas que en composiciones complejas darían lugar a las cosas y rellena los espacios con colores esenciales, puros.

Mondrian ha sido muy duramente criticado por la simplicidad de sus obras. A mí me hacen pensar un poco en la parte de crítica que encierran, en el reduccionismo absurdo en el que nos vamos enmoheciendo para llegar a algo que no somos capaces de definir, ni mucho menos, de explicar. Mondrian pinta una retícula que representa la unidad de la vida, pero no nos equivoquemos: Mondrian quiere pintar la Vida, no la retícula. Arte abstracto, tengamos en mente siempre el auténtico significado de esa palabra.

Aunque siempre que seamos conscientes del resto de retículas, y del espacio que ocupa la nuestra propia en su interacción con ellas, podremos pensar que no estamos perdidos del todo. De una célula a una Vida, si vamos al caso.

En fn, todo esto viene a que una tipa (Pintora, dice ella; Impostora, digo yo) acaba de afirmar en la tele que Mondrian le encanta, que el constructivismo es su movimiento preferido. Pero el constructivismo es otra cosa, maja: dejemos a Mondrian en paz en su abstracción, que con eso ya hizo bastante. Total, que buscando Composiciones de Mondrian (si buscáis early Mondrian en google os saldrán cuadros impresionistas, de sus inicios), los cuadros más famosos de dicho pintor (el de arriba es una de ellas), he visto una enorme cantidad de obras fraudulentas, de las cuales no me siento capaz de identificar ni la mitad. Eso sí, hay una clave, implícita en esta parrafada que me he marcado hoy a cuento de casi nada, que os permitirá identificar las obras originales junto a las falsificaciones buenas, en caso de que decidáis comprar una cuadrito para vuestro salón.

Acción-ARTE. Mañana (o cuando sea, vamos) hablaré algo de Kandinsky, aprovechando que en la Wikipedia le mencionan cuando buscas a Mondrian).




Imagen: Composition with big red surface, Yellow, Black, Grey and Blue, 1921. Mondrian (auténtico, este sí que sí).

lunes, 12 de octubre de 2009

Otros Mundos (VI): Smile. Grin.

"Esos días andaba por la vida como quien recorre un callejón con puestos ambulantes: despistado pero observando a su alrededor, sin rumbo pero intuyendo el principio y el fin de su recorrido.

No sabía exactamente por qué, pero le daba la vaga impresión de que el Mundo le miraba con una especie de sonrisa con gafas de sol, de esas que impiden adivinar el auténtico significado de ésta: los matices que imprimen los ojos se perdían en los días rápidos, alternos.

Se daba cuenta, así mismo, de que esa misma apreciación podría haberle pasado desapercibida de no hallarse en un estado de consciencia especial, una especie de imprimación diaria al apagar el despertador que le hacía sensible a ciertas situaciones, ciertos detalles. Y, como era de esperar, se sentía incapaz de decidir por tanto si estos detalles eran asociaciones libre a causa de sus circunstancias, o que su entorno empezaba a prepararse para un (a falta de una palabra más apropiada sin perderse en diatribas sin fundamento) cambio. O como si ese cambio fuera a sucederle a él, y sus alrededores quisieran hacer esa transición más suave, más llevadera.

En realidad era cosas sin importancia: un semáforo que se encendía a su favor en el preciso momento de apoyar los pies sobre la calzada, unas gotas cayendo lentamente mientras las fotografiaba...Uno es sensible a ciertas cosas, no se pueden cerrar los ojos al sol si se tienen los párpados transparentes

Sin embargo, una especie de tormenta se avecinaba, y no conseguía identificar exactamente cómo, desde dónde, cuándo. A storm is coming, leyó en el libro cuando se recobró de su disgresión de lectura en el tren de vuelta a casa. Tu parles, se dijo a sí mismo, sonriendo. En el asiento adyacente se sentó una mujer árabe y empezó a regañar a su hijo, llorando sentado en su regazo. En francés.

Sonrió.

Era una sonrisa torva, de desafío, lanzada al aire."



-Una idea, un posible inicio que debería trabajar más. Con algo de autobiografía, claro, pero no mucho- MFA.

domingo, 4 de octubre de 2009

Machina (IV): De lo Nuevo y De lo Viejo.

El secreto de la felicidad apunta, a pesar de lo que afirmen algunas personas, a una constante renovación del entorno: manteniendo unas constantes vitales constantes que configuren un armazón compacto, introducir de a poco pequeñas variaciones, retos estimulantes que nos empujen a un estado de cavitación interna, de remodelado estocástico de las sensaciones. Una especie de entropía perceptiva y proprioceptiva, si se me permite el doble símil.

La clave de este secreto, a su vez, nos es incospícua de nuevo. ¿Qué tendrán que ver las células con los cometas, los microscopios con las singularidades gravitacionales? Lo inalcanzable de sus maravillas, la absoluta incomprensión de los misterios que eluden nuestra mirada miope, imprecisa...

En un ocaso ocre me dejara llevar por el suave murmullo de una conversación sin hora de caducidad, en una conjunción de singularidades de las que, sin saberlo, te refrescan la perspectiva, soplo de aire fresco a los facultades mentales adormecidas por la falta de ejercicio y el exceso de atrición del punto de mira.

Como los astros, como las diminutas maravillas de arquitectura biológica, los amigos son un tesoro pocas veces valorado como se merece.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Otros Mundos (V): Separata

Dibujo tus manos en los flancos de las farolas,
parvo descanso
para un zahorí extenuado como yo:

la felicidad es a tu lado,
sin más.

Estos Mundos (VI): Mapas.

Las calles ahúllan en tonos violáceos.

Los mapas pierden sentido si no estás:
hoy soy
un enigma verde, incospícuo, borrado con saliva.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Te miro como si fuese nuestra primera vez. Un verso fugaz, viejo, me asalta casi por sorpresa: Las estrellas deberían aprender.

martes, 1 de septiembre de 2009

Otros Mundos (IV): Walking Around (Pablo Neruda)

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.



miércoles, 29 de julio de 2009

Estos Mundos (V): Realidades II

Puestos a sobrevivir imbecilidades, mejor postular absurdos: que una llamada sea un ramo de flores estallando en la cara, que un correo electrónico sirva como derecho de ciudad en vez de fuente de irritación...así, las auténticas sensaciones de irrealidad se conviertan en lucidez extrema, en instantes de entrevisión de un centro a través del marco de una puerta entrecerrada, de una esperanza de locos en pijama.

martes, 14 de julio de 2009

Otros Mundos (III): Maga

O hagámonos clochards.

Que nuestra preocupación sea sólo sacar sonidos de viejas trompetas abandonadas.

Trabemos amistad con los perros y los cantos rodados, hagamos el amor entre farolas feroces y florestas asfaltadas.

Pasemos el resto de nuestras vidas juntos, que la circunstancia sea todo lo que nos rodea, ajenos, mientras cojo tu mano y juego a leerte el futuro cuando lo único que nos importe sea el presente.

El Horror (III): Los Trueques Sutiles

Me miro al espejo.

Tengo un vértigo como de mí mismo.
Tengo ganas de olvidarme de todo, de abandonarme al suave rumor de las horas, pero cada instante se me clava en la espalda.

Sé que en algún momento hubo Ciudad, que fui feliz en tierras remotas, pero ahora sólo estoy hecho de cenizas, de renuncias que no llegan a concretarse en algo sólido.

Si por lo menos fuera capaz de volverme loco, de quemar las naves. Pero aquí estoy, vomitando palabras como quejidos herrumbrosos en lugar de cortarme las venas.

En qué momento mis pisadas dejaron de echar sus trenzas a volar.
Siento ahora el peso de los días, la corteza de lo cotidiano rezumando hastío.

En qué momento la realidad se devaluó hasta perder por completo su significado.

domingo, 12 de julio de 2009

El Horror (II): La Locura


Hay formas de la Locura que nos habitan en momentos inesperados: un perro aullando más allá de la última farola, la incapacidad comunicativa, un vértigo sordo que nos poseyó en aquella discusión. Son formas transitorias, translúcidas.

El miedo auténtico, el que no borra el humo de las calles, sobreviene cuando las siluetas gelatinosas del cansancio, cuando se diluye el tiempo en un vaso de precipitados.

En una noche sin estrellas me abandonara, como las hojas al viento, vagando entre neones titilantes preguntándome el camino de vuelta a casa, entre botellas solitarias y camiones de limpieza con agua a propulsión.


Imagen: Relativity, Escher (1953)

sábado, 13 de junio de 2009

Machina (III): Los viajes.


Llega el verano y algún impulso sutil empieza a poner en marcha los engranajes que nos piden huir a cualquier otro lugar, escapar por unos días, animales migratorios, de la rutina que empieza a enmohecerse incrustada bajo las almohadas.

Debe ser la sangre impulsada por el corazón, que late de nuevo loco de alegría, de expectación, que llega violenta a todos los rincones que habían quedado ateridos todo este tiempo.

Se acercan los viajes.



Imagen: Muro de Gaza, Banksy.

jueves, 4 de junio de 2009

Estos Mundos (IV): Realidades.

Sentía, de vez en cuando, unos accesos de alegría terribles. Súbitos. Le apetecía saltar bancos, tumbarse en el césped y jugar a ver figuras en las nubes. Unas ganas enormes de fotografiar flores o insectos, tomar los coloridos reflejos y ponerlos como fondo de escritorio. Sentía que la vida le exudaba por la piel, le asaltaban los colores, los aromas, todo se le echaba encima como explosiones floridas.

Le apetecía en esos momentos plasmar las sensaciones en papel y enviarlas en cartas anónimas. Entonces, cogía un pliego blanco y unas pinturas de madera, o una agenda y un bolígrafo y se sentaba dispuesto a volcar todo.

Le sucedía también que como se sentía torpe e incapaz de conseguir tal objetivo, la mayoría de las veces se frustraba, arrugaba los papeles emborronados, tiraba los enseres a la esquina más alejada de la habitación y se acostaba rumiando un mal humor latente.

Como siempre también, terminaba soñando con días enteros remoloneando en la cama, con mariposas en el estómago, con su mano cálida apoyada en su nuca, lo cual era un contrasentido de nuevo porque cuando se despertaba y trataba de pasar su brazo por encima de su cintura y ella estaba a 11000 km de distancia, le dolía caer en alucinaciones tan grotescas, tan evidentes para la vida real.

Poco a poco empezaba a dibujarse en su mente la certeza de que el origen de su incapacidad para imaginar personajes de novela opacos, sólidos, radicaba en que lo más impensable de su vida era en realidad lo que le sucedía a diario, lo cotidiano.

jueves, 28 de mayo de 2009

Estos Mundos (III): West Pine.

La chica de la mirada de un millón de años no soporta las conductas maquinales. Al contrario: sufre, si no analiza detenidamente todas las posibilidades, si ante la incertidumbre del futuro no consigue brindar, al menos, la posibilidad de una isla.

La muchacha de ojos azul infinito se pierde entre los rascacielos. Se siente indefensa si no es capaz de aferrarse a la quietud del trigo, si no le permiten trabar amistad con las rocas y los ríos.

Insegura, indómita, caballo salvaje. De día conquistando Manchuria y de noche observando su delicada piel en busca de una marca a través de la cual leer el futuro.

Diosa modesta, acaricia desnuda sus senos ante un espejo en un estudio de una ciudad con las alas plegadas. Súmamente hormiga, su amante se desvela y la escucha llorar en silencio en sueños, la toca con sus antenitas para asegurarse de que sigue allí, tan figura de jade, tan mundo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Estos mundos (II): No Complaints


¿Qué nos ha enseñado el pasado?
Una vez experimentada la inutilidad de tratar de agarrar por las solapas al tiempo (pero el tiempo, ese polvo fino cayendo sobre la cara y las manos, esa trampa), de exigir conductas o acciones ante el sabor a hueso molido de los días, seguimos, tercos, rindiendo pleitesía a las adversidades. Entendiendo adversidades como esa crispación en la boca de los dedos, esa concreción en la punta del estómago de que algo va realmente mal (con perdón del uso tan ex-hoc de un lenguaje tan burdo); en el sentido menos fatalista de la palabra: todos aquellos objetos reales o metafóricos (o supuestos, o inventados) que chocan de frente con nuestras expectativas, si alguna vez tuvimos alguna.
Seguimos quejándonos, dejando la moqueta perdida de mocos y babas.

Dejemos de ser los aprendices obtusos, mandemos la ingenuidad (en su acepción de desconocimiento, no de naïveness) con los ojos vendados a cruzar la borda. No cambiaremos el mundo, no mientras no intercambiemos papeles y el rebaño se componga mayoritariamente de lobos.

¿Aprendimos algo del pasado? Leimos los libros de historia, anotamos en nuestras agendas los errores, pero ilusos, estudiantes al ralentí, seguimos rompiéndonos las uñas contra la pared sin llegar nunca a aprehender que detrás no hay nada, nein, nothing; detrás nos espera una suave oquedad con los dientes preparados.

Si la queja y la acción son tentativas vanas, mejor abandonarse. Mejor hacer amistad con los opiliones o las moscas; mejor ser cómplice activo que mártir, dejar pasar el tiempo tejiendo y destejiendo (penelopianamente, si nos gusta la mitología clásica) pequeñas teselas cotidianas. Mejor hacer vida de la rutina, buscar el existencialismo y la tatigkeit en una caricia, en coincidencias puramente ortogonales con las que inventar destinos comunes. Been here, done that. Pero en futuro (perfecto).
Entregar, en fin, toda una vida al extrañamiento de lo minúsculo, al misterio que esconden los actos más sencillos. Exprimamos la oquedad, devorémosla antes de que nos aplaste.

Aprendemos bien poco del pasado, organismos torpes e imperfectos.

Sin embargo, vamos progresando. La felicidad nos espera ahi al lado, a apenas cuatro meses de distancia. Y qué es eso al lado de toda una vida.

Vamos progresando, claro que sí (repetir dos veces al día; duración del tratamiento, etc).




Imagen: Drawing Hands. Escher, 1948.

martes, 12 de mayo de 2009

Deja que pasemos sin miedo (II)

Queridos: cuanto antes caigamos en la cuenta (aunque sea de la mano de alguien, aunque en ese caso ya se sabe) de que en un mundo tan real como éste, los imaginarios somos nosotros (y no al revés, como creen algunos solpsistas), menos nos dolerá el no haber sido inventados inmortales.

Hecha la anterior afirmación, la única posibilidad es lanzar las cometas a volar, y reír todos juntos con la Gran Broma.

Saludos ofuscados.

Deja que pasemos sin miedo

Lucha de Gigantes
Convierte el aire en gas natural
Un duelo salvaje advierte
Lo cerca que ando de entrar
En un mundo descomunal
Siento mi fragilidad
Vaya pesadilla corriendo
Con una bestia detras
Dime que es mentira todo
Un sueño tonto y no más
Me da miedo la enormidad
Donde nadie oye mi voz
Deja de engañar
No quieras ocultar
Que has pasado sin tropezar
Monstruo de papel
No se contra quien voy
O es que acaso hay alguien más aquí
Creo en los fantasmas
Terribles
De algun extraño lugar
Y en mis tonterias para
Hacer tu risa estallar
En un mundo descomunal
Siento tu fragilidad
Deja de engañar
No quieras ocultar
Que has pasado sin tropezar
Monstruo de papel
No se contra quien voy
O es que acaso hay alguien más aquí

Deja que pasemos sin miedo

viernes, 8 de mayo de 2009

Estos Mundos (I): Mañana

" [...]
-Todo lo dejamos para mañana, Mar -dijo Nicole.
Marrast se le acercó, hizo un gesto vago que terminó en una caricia en su pelo.
-¿Qué podemos hacer, querida? Yo, al menos, todavía caigo en la tontería de pensar que quizá mañana sea diferente. Que despertaremos de otra manera, que llegaremos a tiempo a cualquier parte. Te dije que soñé con Helene, ¿verdad? No sé, había más verdad en ese sueño que en toda esta tarde.
-Ya sé, Mar -dijo Nicole como desde muy lejos.
-Y fíjate, precisamente cuando salía de ese sueño ví todo tan claramente; ese nadar entre dos aguas, cuando se siente de verdad aquí en pleno estómago, esa verdad que luego negamos con los ojos abiertos.
[...]"

62/ Modelo para armar. Julio Cortázar.

domingo, 3 de mayo de 2009

Machina (II): La Clase Obrera.


Cuando se pierde la motivación, se empieza a acudir al laboratorio maquinalmente, cumpliendo horarios estrictos (es-tric-tos) y siendo eficiente, productivo, pero no ya creativo.

Insecto Obrero, obedezco a los latidos no ya de mis impulsos sino a los de las esferas blancas en la pared del fondo. Son mis ocho horas de autómata, de maniquí.

Y es tan suave el rumor de la colmena que me sincronizo con el resto de animales mercantes, que el tiempo fluye a través de mis alas como si de veras no doliera; todos los dientes encajando en sus engranajes, la colmena sobreviviendo sin distorsión apartente en su mecánica de Ser monstruoso sin objeto cuando en realidad todo se pudre desde las vísceras.

But you know, we're getting better.


(Imagen: La Balsa de la medusa, Gericault, 1819)

jueves, 23 de abril de 2009

Otros Mundos (II): Efemeroptera


Silenciosos, observadores, los fotógrafos salen a la búsqueda de la belleza, de la conjunción única de espacio, materia y tiempo en proporciones áureas como cazadores de mariposas efímeras.


Una especie de condescendencia hacia ellos en la apreciación de un tiempo galvanizado, de la que buscan ser merecedores.


Eso, y que les pille con la cámara encendida.


lunes, 13 de abril de 2009

El Horror (I): La Liberté


Toma delicadamente dos pequeñas porciones de corcho circulares y con ayuda de un puñado de alfileres construye una pequeña jaulita cilíndrica, según ha aprendido (fan) de los comics de "Los Jóvenes Castores".

Al atardecer, guiándose por el sonido, consigue atrapar una pesadilla oscura, un grillo. Lo guarda con delicadeza en la jaulita, le pone lechuga para que esté contento y cante alegre todas las tardes.

Y por las noches el grillo canta desesperado porque su sistema nervioso has gone off, sus hormonas de pánico perpetuo le llevan a repetir incesantemente un chirrido delirante que ya no significa nada, y el niño lo mira y sonríe porque su animalito está contento, le pone más lechuga a través de los barrotes de su casita porque ya se sabe que si no se puede morir de hambre, el pobrecito.




(Imagen: La Libertad guiando al pueblo, Delacroix, 1930)

domingo, 12 de abril de 2009

Machina (I): Sempervivens


Presentan algunos insectos pautas conductuales estrictas: tienen algo de engranaje, de nave alienígena, de polea los sinuosos senderos que unen el cadáver de un ave pequeña con el montículo que es campamento base y guarida, zona y ciudad.

Puedes verlas también al coger el metro casi siempre a horas extremas: increíblemente hormigas o polillas, los insectos dibujan con sus bolsos y sus manos patrones que no comprenden, que se transmiten [degeneración en generación] de generación en generación.

Son tan hermosas esas filigranas heredadas, posiblemente por lo ingenuo de su naturaleza, por esa tranquilidad con que los coleópteros ejecutan gestos que les sobrevivirán, el disfraz que utilizará distintos cuerpos cuando los de ahora se le queden resecos.

Sedimentos de precisión ajenos, maquinarias sutiles que nos habitan y que tal vez sea la Esencia que Sartre.

Y así nos va, claro.

(Imagen: Siemprevivas. Miguel Foronda, 2008)

domingo, 5 de abril de 2009

Otros Mundos (I): Crisálida.




Pequeños seres hidrofóbicos, así es como somos inventados. Es por eso que nos recubrimos de una capa impermeable, translúcida, nuestra pequeña aportación a la fiesta de disfraces.



Creyéndonos implacables, súmamente cazadores, vestimos formas de horror o fantasía, adoptamos conductas acordes con nuestra apariencia: el espíritu de la crisálida.


Pero al ritmo de los pulsos que laten aquí abajo en la zona (ciudad, charco), sentimos de pronto la necesidad de escapar de esta marea sorda de sonidos, esta orquesta luminiscente bajo el agua. Así pues, empujamos nuestra frente cuando sentimos esa llamada, contra la fría pared semitransparente (es en esos momentos cuando sentimos más intensamente la levedad de nuestro disfraz): sólo entonces, empujando aplicadamente contra el aire duro conteniendo la respiración, conseguimos despojarnos de lo que nos ata a esta hamaca de gritos templados, nos arrancamos a nosotros mismos de la blanda aceptación del mundo-charco y nos lanzamos contra este otro cristal falso, nos incrustamos ingenuos en el sucio paralelepípedo resonante de lamidos en la oscuridad, frágil cábala de absurdas (e inútiles) dimensiones, creyendo así lanzarnos hacia la vida, cuando lo único que nos espera ahí fuera para acunarnos con sus brazos abiertos, es la muerte.




(Imagen: Crisálida 9755, Jose Luis Álvarez)