jueves, 28 de mayo de 2009

Estos Mundos (III): West Pine.

La chica de la mirada de un millón de años no soporta las conductas maquinales. Al contrario: sufre, si no analiza detenidamente todas las posibilidades, si ante la incertidumbre del futuro no consigue brindar, al menos, la posibilidad de una isla.

La muchacha de ojos azul infinito se pierde entre los rascacielos. Se siente indefensa si no es capaz de aferrarse a la quietud del trigo, si no le permiten trabar amistad con las rocas y los ríos.

Insegura, indómita, caballo salvaje. De día conquistando Manchuria y de noche observando su delicada piel en busca de una marca a través de la cual leer el futuro.

Diosa modesta, acaricia desnuda sus senos ante un espejo en un estudio de una ciudad con las alas plegadas. Súmamente hormiga, su amante se desvela y la escucha llorar en silencio en sueños, la toca con sus antenitas para asegurarse de que sigue allí, tan figura de jade, tan mundo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Estos mundos (II): No Complaints


¿Qué nos ha enseñado el pasado?
Una vez experimentada la inutilidad de tratar de agarrar por las solapas al tiempo (pero el tiempo, ese polvo fino cayendo sobre la cara y las manos, esa trampa), de exigir conductas o acciones ante el sabor a hueso molido de los días, seguimos, tercos, rindiendo pleitesía a las adversidades. Entendiendo adversidades como esa crispación en la boca de los dedos, esa concreción en la punta del estómago de que algo va realmente mal (con perdón del uso tan ex-hoc de un lenguaje tan burdo); en el sentido menos fatalista de la palabra: todos aquellos objetos reales o metafóricos (o supuestos, o inventados) que chocan de frente con nuestras expectativas, si alguna vez tuvimos alguna.
Seguimos quejándonos, dejando la moqueta perdida de mocos y babas.

Dejemos de ser los aprendices obtusos, mandemos la ingenuidad (en su acepción de desconocimiento, no de naïveness) con los ojos vendados a cruzar la borda. No cambiaremos el mundo, no mientras no intercambiemos papeles y el rebaño se componga mayoritariamente de lobos.

¿Aprendimos algo del pasado? Leimos los libros de historia, anotamos en nuestras agendas los errores, pero ilusos, estudiantes al ralentí, seguimos rompiéndonos las uñas contra la pared sin llegar nunca a aprehender que detrás no hay nada, nein, nothing; detrás nos espera una suave oquedad con los dientes preparados.

Si la queja y la acción son tentativas vanas, mejor abandonarse. Mejor hacer amistad con los opiliones o las moscas; mejor ser cómplice activo que mártir, dejar pasar el tiempo tejiendo y destejiendo (penelopianamente, si nos gusta la mitología clásica) pequeñas teselas cotidianas. Mejor hacer vida de la rutina, buscar el existencialismo y la tatigkeit en una caricia, en coincidencias puramente ortogonales con las que inventar destinos comunes. Been here, done that. Pero en futuro (perfecto).
Entregar, en fin, toda una vida al extrañamiento de lo minúsculo, al misterio que esconden los actos más sencillos. Exprimamos la oquedad, devorémosla antes de que nos aplaste.

Aprendemos bien poco del pasado, organismos torpes e imperfectos.

Sin embargo, vamos progresando. La felicidad nos espera ahi al lado, a apenas cuatro meses de distancia. Y qué es eso al lado de toda una vida.

Vamos progresando, claro que sí (repetir dos veces al día; duración del tratamiento, etc).




Imagen: Drawing Hands. Escher, 1948.

martes, 12 de mayo de 2009

Deja que pasemos sin miedo (II)

Queridos: cuanto antes caigamos en la cuenta (aunque sea de la mano de alguien, aunque en ese caso ya se sabe) de que en un mundo tan real como éste, los imaginarios somos nosotros (y no al revés, como creen algunos solpsistas), menos nos dolerá el no haber sido inventados inmortales.

Hecha la anterior afirmación, la única posibilidad es lanzar las cometas a volar, y reír todos juntos con la Gran Broma.

Saludos ofuscados.

Deja que pasemos sin miedo

Lucha de Gigantes
Convierte el aire en gas natural
Un duelo salvaje advierte
Lo cerca que ando de entrar
En un mundo descomunal
Siento mi fragilidad
Vaya pesadilla corriendo
Con una bestia detras
Dime que es mentira todo
Un sueño tonto y no más
Me da miedo la enormidad
Donde nadie oye mi voz
Deja de engañar
No quieras ocultar
Que has pasado sin tropezar
Monstruo de papel
No se contra quien voy
O es que acaso hay alguien más aquí
Creo en los fantasmas
Terribles
De algun extraño lugar
Y en mis tonterias para
Hacer tu risa estallar
En un mundo descomunal
Siento tu fragilidad
Deja de engañar
No quieras ocultar
Que has pasado sin tropezar
Monstruo de papel
No se contra quien voy
O es que acaso hay alguien más aquí

Deja que pasemos sin miedo

viernes, 8 de mayo de 2009

Estos Mundos (I): Mañana

" [...]
-Todo lo dejamos para mañana, Mar -dijo Nicole.
Marrast se le acercó, hizo un gesto vago que terminó en una caricia en su pelo.
-¿Qué podemos hacer, querida? Yo, al menos, todavía caigo en la tontería de pensar que quizá mañana sea diferente. Que despertaremos de otra manera, que llegaremos a tiempo a cualquier parte. Te dije que soñé con Helene, ¿verdad? No sé, había más verdad en ese sueño que en toda esta tarde.
-Ya sé, Mar -dijo Nicole como desde muy lejos.
-Y fíjate, precisamente cuando salía de ese sueño ví todo tan claramente; ese nadar entre dos aguas, cuando se siente de verdad aquí en pleno estómago, esa verdad que luego negamos con los ojos abiertos.
[...]"

62/ Modelo para armar. Julio Cortázar.

domingo, 3 de mayo de 2009

Machina (II): La Clase Obrera.


Cuando se pierde la motivación, se empieza a acudir al laboratorio maquinalmente, cumpliendo horarios estrictos (es-tric-tos) y siendo eficiente, productivo, pero no ya creativo.

Insecto Obrero, obedezco a los latidos no ya de mis impulsos sino a los de las esferas blancas en la pared del fondo. Son mis ocho horas de autómata, de maniquí.

Y es tan suave el rumor de la colmena que me sincronizo con el resto de animales mercantes, que el tiempo fluye a través de mis alas como si de veras no doliera; todos los dientes encajando en sus engranajes, la colmena sobreviviendo sin distorsión apartente en su mecánica de Ser monstruoso sin objeto cuando en realidad todo se pudre desde las vísceras.

But you know, we're getting better.


(Imagen: La Balsa de la medusa, Gericault, 1819)