domingo, 12 de abril de 2009

Machina (I): Sempervivens


Presentan algunos insectos pautas conductuales estrictas: tienen algo de engranaje, de nave alienígena, de polea los sinuosos senderos que unen el cadáver de un ave pequeña con el montículo que es campamento base y guarida, zona y ciudad.

Puedes verlas también al coger el metro casi siempre a horas extremas: increíblemente hormigas o polillas, los insectos dibujan con sus bolsos y sus manos patrones que no comprenden, que se transmiten [degeneración en generación] de generación en generación.

Son tan hermosas esas filigranas heredadas, posiblemente por lo ingenuo de su naturaleza, por esa tranquilidad con que los coleópteros ejecutan gestos que les sobrevivirán, el disfraz que utilizará distintos cuerpos cuando los de ahora se le queden resecos.

Sedimentos de precisión ajenos, maquinarias sutiles que nos habitan y que tal vez sea la Esencia que Sartre.

Y así nos va, claro.

(Imagen: Siemprevivas. Miguel Foronda, 2008)

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