domingo, 25 de septiembre de 2011

Otros Mundos (IX): Buena Suerte



Caía la noche, a gritos callábamos el gemido de las farolas. Tu mirada grave se detenía un momento mientras las calles temblaban. Los tambores salvajes hacían apología de una selva que ya no existe, polvo indisoluble de ancestros ya olvidados adherido a las uñas y a los ojos.

Esa noche algo se rompía, había un rumor de cuerdas vibrando, algo que apuntaba hacia un destino más lejano pero súbitamente interrumpido.

La gente se recogía aduciendo cansancio u obligaciones, el suelo contenía la respiración con la pesadez del humo y las colillas resbalando desvaídas hacia las alcantarillas voraces.

- Nos vemos pronto.

Entonces la carretera nos llevaba por caminos distintos.
Entonces se trataba de eso, de intentar cauterizar las heridas con ginebra y olvido.

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