domingo, 2 de enero de 2011

Estos Mundos (XII): Don't Forget the Flowers.



Aún recordamos el sabor de la sangre o los metales, el peso de una tuerca o un imán en el bolsillo al andar. Aún tenemos en nuestras pupilas macilentas grabados los colores del atardecer en Chicago, en nuestros oídos caducos la voz de las sirenas cantando en lenguas germanas.

Cuando hayamos olvidado todo tal vez perdamos el orden de las cosas, la sucesión de los días, tal vez no seamos ya capaces de evocar nuestros nombres o los bares y las calles en que empezamos a querernos.

Pero tal vez aún recordemos, letra por letra, cada una de las canciones que compartimos, cada poema que leímos complusivamente en cada tarde que sentíamos proclive a disolverse entre serrín y pasos en las escaleras y cielos de colores imposibles.

Y tal vez las cantemos simultáneamente en fiestas de navidad entre sobrinos con cara de aburrimiento y nueras sonrientes que preparan cenas por algún motivo que no alcanzamos a comprender.

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